Mejorar la atención en
clase: 8 estrategias
Os propongo 8
estrategias para mejorar la atención en clase, aunque esto no suponga que
los niños y niñas mantengan un alto nivel de atención todo el tiempo. Se trata
de pautas que pretenden ser claras y concretas y que se puedan llevar a cabo en
las condiciones actuales del aula, en Infantil, Primaria y también en
Secundaria.
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1º.
Plantearse un objetivo realista
Lo primero que
tenéis que hacer es marcaros un objetivo realista. No se puede pretender
que los alumnos permanezcan con el mismo nivel de atención toda la mañana, los
cinco días de la semana. Eso es inviable. La atención es un recurso
cognitivo limitado y como tal no podemos abusar de él.
2º.
Gestionar el tiempo
La atención fluctúa a lo
largo de una sesión de clase, de la mañana e incluso de la semana. Es lo que se
llama la curva de atención. Se puede decir que solo
contáis con unos minutos de máxima concentración en cada sesión. En
las primeras horas ese período de tiempo puede ser mayor, mientras que en las
últimas horas es tiempo se reducirá.
Por tanto, una segunda
estrategia para mejorar la atención en clase es gestionar el tiempo. Una curva
general sería aquella que en los primeros minutos se intenta centrar la
atención, que consigue mantenerla unos minutos y que puede prolongarla unos
minutos más con los recursos que ahora se exponen, pero que poco a poco va
descendiendo a lo largo de la sesión.
Saber gestionar esta curva genérica implica
introducir actividades que se adapten a ella. Esto supone, saber captar la
atención, realizar las tareas de máximo rendimiento en el momento oportuno e
introducir actividades de menor exigencia cuando la curva de atención va
descendiendo.
También implica
saber hacer pausas, para “dar un respiro” y retomar la
concentración. He tenido profesores que eran verdaderos artistas en esta
gestión del tiempo y no eran licenciados en pedagogía precisamente.
Limitaban el tiempo de esas explicaciones y sabían introducir pequeñas pausas
en las que nos contaban “sus “batallitas personales“. Seguro que
tenéis experiencias similares.
3º.
Reducir los estímulos distractores
La atención es un filtro
cognitivo, que
selecciona entre los estímulos relevantes y los que no lo son. Cuanto más
reduzcamos los posibles distractores mejor rendimiento obtendremos.
Esto supone, cuidar
las condiciones ambientales, que los chicos estén cómodos, que no haya
interrupciones, retirar aquello que pueda distraer de la mesa de los chicos. No
pasa nada por perder unos segundos en pedirles que retiren todo de la mesa.
Un profesor colocaba
un cartel en la puerta de la clase cuando iba a explicar: “no
interrumpir, estamos explicando” y de esta forma evitaba visitas que
cortaban el hilo de la concentración.
Hablar en un tono de voz demasiado
elevado o gritar con excesiva frecuencia, es un estímulo estresante que
favorece la distracción, por ejemplo.
4º. Apoyo
visual
La cuarta estrategia para
mejorar la atención en clase se refiere al apoyo visual. Cuando las actividades
se realizan con apoyo visual, mejora la atención y la concentración se prolonga
mucho más. Algunos profesores pretendéis que vuestros alumnos de Infantil,
de Primaria o de Secundaria, soporten explicaciones de 40 minutos con el único
apoyo de la voz del profesor.
Las presentaciones, el uso de imágenes, los
esquemas en la pizarra, o simplemente garabatear en el encerado, mejora
significativamente la atención. Si se quiere mantener la concentración solo de
oído, no pidamos demasiado tiempo a los chicos.
5º.
Cuidar los momentos de transición
En el aula y en una mañana
de clase existen diferentes momentos de transición: volver del recreo, cambio
de asignatura, de un examen a una clase… Es necesario cuidar estos momentos
para captar la atención.
Al volver del recreo, por
ejemplo, sin enfados ni gritos, hay que conseguir que los alumnos se serenen y
se centren: actividades como un dictado, una lectura, o unos ejercicios
de relajación puede hacer que los alumnos se serenen y se pueda captar
la atención.
6º.
Interaccionar positivamente con ellos
Hay profesores que están en
clase como si no hubiera alumnos: no los miran a los ojos, miran al horizonte,
hablan en voz baja, tratan de explicar cuando nadie les atiende…
¡Interacciona con ellos! Hazle
preguntas constantemente, interpélalos, pide su opinión. No pueden ser
sujetos pasivos sentados en su mesa: eso favorece el aburrimiento.
7º.
Favorecer su participación activa
Si de verdad queremos
mejorar la atención en clase, dad a los alumnos más protagonismo.
Cuando ellos participan activamente, todos están más atentos por que los
iguales, nos guste o no, son más significativos, sobre todo en adolescentes.
A partir de ciertas edades,
pueden exponer partes del tema, proponer actividades o realizarlas en grupo.
Cuando se realizan inicialmente, parece que no va a funcionar, pero cuando se
acostumbran a trabajar de esta manera, el rendimiento atencional mejora.
8º.
Reforzar a los alumnos que están atentos
Gastáis mucha energía en
llamar la atención al que no nos presta su atención: cambiad de
estrategia: alude, elogia, mira a los que están concentrados y atentos; en
la medida de lo posible ignora a los que no lo están.
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